En 1960, cuando se inició la pesquería atunera en el OPO, se descubrió que se podrían maximizar las capturas de atún aleta amarilla que estuvieran asociados a manadas de delfines. Liberar los delfines sin perder en atún capturado era muy difícil, por lo cual gran cantidad de mamíferos morían enmallados en este proceso. Gracias a los avances tecnológicos en aparejos de pesca, maniobras y a la concientización de la industria, gobiernos, y otras organizaciones, se ha logrado disminuir drásticamente la mortalidad incidental de los delfines en esta pesquería. Estos efectos han sido sin lugar a dudas el resultado de acciones tomadas por los tripulantes de estos barcos, que han dispuesto procedimientos adecuados para controlar las causales de la mortalidad incidental como lo son las averías, abultamientos y colapsos, así como el tamaño de la manada sobre la cual se hace el lance, la cual determina la duración de la maniobra del retroceso.